26 septiembre, 2008
El regalo
Es cierto que a los quince años
quise ser marinero,
pero recién a los treinta y seis
fui empujado hacia el mar,
y cumplí los treinta y siete
no en el mar sino entre cerros,
y Dios me regaló de cumpleaños
una mañana de mirar el agua
en el medio de un río,
y nunca vi un regalo igual de cumpleaños,
tanta luz, tanta piedra y agua, tanto ruido...
Héctor Viel Temperley, Plaza Batallón 40, 1971
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