30 mayo, 2007
Para que los hombres...
Para que los hombres no tengan vergüenza de la belleza de las flores,
para que las cosas sean ellas mismas: formas sensibles o profundas
de la unidad o espejos de nuestro esfuerzo
por penetrar el mundo,
con el semblante emocionado y pasajero de nuestro sueños,
o la armonía de nuestra paz en la soledad de nuestro pensamiento,
para que podamos mirar y tocar sin pudor
las flores, sí, todas las flores,
y seamos iguales a nosotros mismos en la hermandad delicada,
para que las cosas no sean mercancías,
y se abra como una flor toda la nobleza del hombre:
iremos todos hasta nuestro extremo límite,
nos perderemos en la hora del don con la sonrisa
anónima y segura de una simiente en la noche de la tierra.
Juan L. Ortiz, 1940
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6 comentarios:
cortesía
"Ya no se dice oh rosa, ni
apenas rosa sino con vergüenza; ¿con vergüenza
a qué?, ¿a exagerar
unos pétalos, la
hermosura de unos pétalos?"
claro, ves?
juanele y gonzalo eran íntimos amigos (?)
obvio eran como rimbaud y verlaine. o spinetta y fito. tom y jerry.
forest y jenny
obrero y parasito
sklovski y ejxenbaum
y muchas otras parejas inseparables
lennon y mccartney
stalin y trotsky
cain y abel
bioy y casares
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